El acto de creer y confiar en los demás es más que un simple gesto de fe; es un superpoder transformador

La confianza es la clave para la percepción y el crecimiento colectivo – En esta vida solo hay un poder invisible que habita en cada uno de nosotros, un superpoder que no requiere de capas ni efectos especiales; es el poder de creer y confiar en los otros.
Cuando entregamos nuestra fe a alguien, le estamos dando un regalo invaluable. No es solo un voto de confianza, es un acto de amor que empodera, que hace a esa persona sentirse capaz y digna de grandes cosas. Es en ese momento que se despliega la magia.
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Pero el milagro no se detiene ahí. Al depositar esa confianza, desarrollamos una habilidad especial: la percepción. Como si abriéramos los ojos del alma, adquirimos el don de sentir si lo que se hace es genuino, si está alineado con la promesa implícita de esa confianza. Pero el poder de la confianza no reside solo en el que la recibe. Quien la otorga, al depositar esa idea de fe, adquiere una habilidad mágica: la de percibir la verdad. Al confiar, se abren los canales de la intuición y la observación. Es un poder que nos conecta y nos permite saber, en lo más profundo de nuestro ser, si el camino es el correcto.
Con mucha constancia estamos invitados a dudar de todo lo que pasa a nuestro alrededor, el acto de confiar es un faro de esperanza. Es un recordatorio de que la verdadera fuerza reside en la conexión humana, en la capacidad de ver la grandeza en los demás y de usar esa visión para guiar nuestro propio camino.
EO// Redacción: Nangelys Gamboa