El equipo de Noticias Barquisimeto acompañó a su familia en este emotivo reencuentro, un testimonio de fe, resiliencia y la inquebrantable esperanza de un pueblo

“Todos los días era tortura”: El desgarrador testimonio de Maikel Olivera al regresar a Barquisimeto desde el CECOT – La alegría y el alivio desbordaron este martes las calles del sector Tierra Negra en Barquisimeto, con el regreso de Maikel Antonio Olivera Rojas. Él es uno de los 252 migrantes venezolanos que, tras cuatro meses de incertidumbre y una pesadilla en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) en El Salvador, finalmente pisó suelo venezolano.
Fue desde el 15 de marzo de 2025 que Maikel pasó a formar parte de ese grupo de venezolanos llevados al CECOT. Él, como muchos otros, fue acusado injustamente de pertenecer al Tren de Aragua, una imputación que tanto él como su familia desmienten categóricamente.
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Aproximadamente a las 9:30 de la mañana, la espera, cargada de meses de angustia, terminó de golpe. Funcionarios de seguridad entregaron a Maikel, quien fue de inmediato arropado por un mar de abrazos. Las lágrimas de alegría y un profundo “¡Gracias a Dios!» brotaron espontáneamente, convirtiendo el reencuentro en un momento de emociones desbordadas que conmovió a todos los presentes.
Entre la emoción visible y las lágrimas que no pudo contener, Maikel denunció la injusticia que vivió, declarando con firmeza: “En Estados Unidos me detuvieron supuestamente por ser del Tren de Aragua, ¡algo que es completamente falso!”.
“Allá te juzgan por cualquier cosa, hasta por un tatuaje, ¡y yo no tengo ni uno! No tengo antecedentes policiales, ni registros en ningún país por donde pasé. Me tuvieron detenido cinco meses en Estados Unidos y después, nos llevaron para la cárcel de El Salvador. La peor cárcel del mundo”.
El relato de Maikel sobre el CECOT, esa cárcel que ha ganado fama por su extrema dureza, eriza la piel. “Mucha tortura, todos los días era tortura, ¡todos los días! El trato es miserable, son unos miserables, demasiado miserables, un trato demasiado horrible. Maltrato las 24 horas al día”, describió con una impotencia palpable.
“Pero gracias a Dios ya estamos aquí. Gracias al presidente Nicolás Maduro que hizo todas las gestiones para sacarme de allá, para poder llegar sano y salvo a Venezuela y estar con mi familia”, finalizó Maikel, mientras toda su familia lo abrazaba.
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Para Bolivia Rojas de Olivera, madre de Maikel, este regreso es más que una simple vuelta a casa. “Primeramente gracias a Dios, mi hijo volvió a nacer, ya lo pusieron en libertad y bueno, no hay palabras para hablar y expresar lo que siento, pero le doy gracias a Dios que mi hijo volvió a nacer”, dijo con lágrimas que le corrían por las mejillas.
Por su parte, Miguel Olivera, su padre, también expresó su inmensa gratitud por la gestión que trajo a su hijo de vuelta. Pero su mensaje no se quedó solo en el agradecimiento, sino que se convirtió en un clamor. “Gracias a Dios y a la gestión del gobierno nacional, nuestro hijo ya está de regreso a casa. Ahora, hay que seguir en la lucha para que todos nuestros connacionales que siguen en Estados Unidos detenidos vuelvan a Venezuela. Hago un llamado a nuestro presidente Nicolás Maduro para que no abandone la lucha, para que siga rescatando a estos muchachos”, sentenció con la esperanza de que la historia de Maikel y los 251 migrantes más, sea el inicio de muchas más liberaciones.
La historia de Maikel Antonio Olivera Rojas es un recordatorio potente de la vulnerabilidad de nuestros migrantes y la fuerza inquebrantable del amor familiar. Su regreso a casa no es solo el fin de una pesadilla personal, sino también un faro de esperanza y un llamado a seguir luchando por aquellos que aún esperan el abrazo de su tierra y sus seres queridos.
EO// con información de: Noticias Barquisimeto