Una ciudadanía que prioriza la lucidez en medio del pánico desarrolla una sociedad prospera

El pensamiento frío convierte las adversidades en oportunidades colectivas.- Actualmente, vivimos en una realidad marcada por incertidumbres económicas, crisis sociales y desafíos globales. Mantener la serenidad ante la adversidad no es solo un acto de valentía individual, sino una responsabilidad cívica y colectiva.
Los desniveles emocionales nublan nuestro juicio, mientras que la calma estratégica transforma los obstáculos en vías de soluciones innovadoras. Si pensamos con cabeza fría, tendremos la capacidad de racionar las emociones sin reprimirlas; llevándonos a analizar riesgos, evaluar recursos y obtener respuestas eficaces.
En lo particular, esta actividad fortalece la resiliencia psicológica. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), aquellos que gestionan el estrés con mindfulness o técnicas de respiración, pueden tener un nivel mayor en la salud mental como en la productividad.
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Para obtener esta mentalidad, se requiere de un entrenamiento estricto y colectivo. ¿Cómo se puede aplicar? Fácil, mediante políticas socioeducativas como la educación emocional en escuelas e institutos universitarios; y talleres comunitarios en gestión de crisis y liderazgo éticos que sean bases para la ecuanimidad.
EO// Redacción Víctor Hugo Rodríguez